
De las principales áreas de interés para la comunidad providenciana, el gobierno comunal que termina su gestión en unos días y sin el ánimo de calificar por su incidencia, la segunda cuestión que tuvo una consideración menor, se refiere a las personas mayores.
La población mayor de 60 años en nuestra comuna, representa según datos del INE, un 21,12% de los habitantes, que por su cantidad representa casi el 50% de los votos que obtuvo el Alcalde electo y que además tiene la fuerza para elegir a casi siete concejales.
En Providencia, el índice de adultos mayores a 2024 es de 151.1, comparado con 125.5 de hace pocos años atrás, es decir hay 151 personas mayores por cada 100 niños y jóvenes, un indicador significativo que debiera ser un área de relevante importancia para el municipio.
Las personas mayores son un universo mayoritario y ecléctico, con profesiones y actividades diversas, pero con características comunes. Solo por nombrar algunas: i) el creciente deterioro económico que afecta sus vidas, especialmente frente a una demanda impositiva que corroe sus ingresos y que los obliga a adaptarse a este nuevo entorno disminuyendo severamente sus requerimientos, como una adecuada nutrición, acceso a la atención de salud y a los medicamentos imprescindibles; ii) la reducción de sus espacios de vida, abandono de sus casas de toda la vida, probablemente una de las cuestiones que las impacta más severamente al perder sus lazos con la comunidad con la que compartió parte importante de su existencia; iii) pérdida de las capacidades cognitivas, que dificultan su adaptación al medio, a la vida cotidiana y a la solución de situaciones que para la mayoría no reviste problema, como llenar formularios, en el municipio, en el CESFAM y en general en todas las actividades que debe realizar y iv) ausencia de colaboración con sus necesidades, elementos que sumados a otros largos de enumerar nos van convirtiendo en seres aislados y crecientemente vulnerables.
Las personas mayores en nuestra comuna alcanzan un índice de dependencia demógrafica del 40.6%, cifra de gran preocupación que requiere de la atención del gobierno municipal y naturalmente de organizaciones comunitarias, fundaciones y el apoyo del estado y de la empresa privada.
La creciente inactividad y deterioro económico son cómplices de la pérdida de la cognición, la emergencia de sindromes crónicos, desnutrición y abandono.
En este sentido actividad intelectual y física, adecuada nutrición, estimulación cognitiva, control de salud son las claves para prolongar la calidad de vida de una parte importante de nuestra población providenciana.
Los recursos están presentes para al menos disminuir significativamente esta situación, el municipio y el estado pueden suministrar una serie de recursos económicos y la comunidad los recursos intelectuales, a través de diversos programas que estamos dispuestos a desarrollar.
Hay otros indicadores que como providencianos tenemos la obligación moral de reducir y que afectan principalmente a las personas mayores, la alta tasa de mortalidad de 8.1 por cada 1000 habitantes, muy por encima del promedio de la Región Metropolitana y del país; la creciente tasa de pobreza multidimensional que ha aumentado significativamente en los últimos años; la impresionante tasa de hogares carentes de servicios básicos y el hacinamiento en los hogares de nuestra comuna.
Estas, sin duda, son las paradojas del paraíso que intentan indicar que es nuestra comuna, hay sin duda una alfombra muy sobrecargada de variables ocultas bajo ella, que estamos obligados a limpiar.
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